viernes, 7 de septiembre de 2012

Susúrreme pecados al oído...


Susúrreme pecados al oído. Musíteme vicios. Siséeme escándalos. Perversiones, desenfrenos e inmoralidades. Haga que las palabras ardan en su lengua, que incendien mis sentidos. Exija a mis labios que le supliquen placeres sólo al alcance de sus manos, y a mis ojos adorarle hasta que se oscurezca su color. Reclame a mis rodillas la reverencia conquistada, y solicite a mi mirada que se deslice hasta que roce el suelo.
Suspíreme anhelos. Murmúreme antojos. Sílbeme pasiones. Deseos, ganas y ansias. Pídame que me entregue, que me proporcione íntegra. Demande en mi cuerpo sus lujurias, sus lascivias, sus lubricidades, y haga efervescer las mías hasta que me ahoguen. Acuse a mis manos que le acaricien con admiración, con desvarío, con fetichismo. reivindique sus derechos sobre mi piel.
Gríteme deleites. Incrépeme goces. Sermonéeme delicias. Delicatesen, Exquisiteces. Encantos. Ordéneme que escuche sus picardías, sus diabluras, sus locuras, y que ambicione ser cómplice de ellas. Engalane el aire que me trae su apetencia con la pretensión de poseerme y la esencia de gozarme. Dictamine cuál es su voluntad, y obre en mí para que la desempeñe.
Desapruébeme mi timidez. Prescríbame mi vergüenza. Asfíxieme mi decoro. Mi pundonor, mi decencia, mi conciencia. Castigue la honradez de mis principios con la condena de mil años de cama entre la perfidia de sus brazos, y escarmiente a mi boca para que no dé excusas, para que no asuma pretextos. Desengañe a mi moral con la humedad del soborno de sus besos y la embriaguez de su indecencia, y múdela a la suya.  Ensalive las perversidades de sus fantasías y oblígueme a escupir un recato que, receloso, jamás permitiría que fuera suya.
Exháleme delirios. Jadéeme éxtasis. Gímame extenuaciones. Desahogos, liberaciones y orgasmos. Alcance a ver en mí su alivio, su consuelo, su remedio. Desanude mis cuerdas vocales para que le confiesen verdades y desinhiba mi lengua para que revele los auténticos sentires. Macule de salpicaduras pecaminosas la pulcritud de mi pudor y arrastre con su obscenidad mi discreción. vapuleé sin clemencia mi exceso de cordura hasta parecer una insensata demente por saborear su piel.

2 comentarios:

  1. Mi queridísima ankara...
    Ya por fin conseguí llegar a ti, a tus poderosos escritos, tus maravillosas letras...
    Veo que tengo el honor de proclamarme tu primera seguidora pública de cientos que te seguirán, estoy segura de ello.
    Me siento muy afortunada de ser la primera huellita de letras ajenas.
    Un beso muy fuerte y gracias por compartir con nosotros tus fantásticos relatos.

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    1. Desconozco si eres consciente de la alegría que supone para mí que hayas llegado, verte por aquí. Resulta encantador observar el perfil que deja tu huella sobre este espacio. Excelsa. Magnánima.
      Gracias tenessa.

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